La Imagen
De tamaño natural, la Imagen, que se eleva sobre una nube tallada de madera y plateada, está esculpida íntegramente de madera de cedro (la medida total del conjunto alcanza los doscientos veinte centímetros de altura). La cabeza, manos y pies están policromados con la técnica del óleo al pulimento brillante. El manto lleva una zimbra alrededor realizada en policromía con oro fino, y la túnica está dorada y estofada con pigmentos al temple.
La Ascensión de Cieza, realizada por el escultor sevillano Miguel Bejarano Moreno en 2004, nos muestra a Jesús, tallado en madera, elevado sobre un nimbo plateado mostrando en sus manos y pies los estigmas de la Pasión, y vestido con túnica y manto, (también tallado) que se arremolinan para dar la sensación de elevación.
Procesiona en la mañana del Domingo de Resurrección, sustituyendo desde 2005 a la Imagen titular de la Cofradía. Durante todo el año recibe culto en la Parroquia de San Joaquín. Se encuentra colocada en la antigua capilla del Bautismo.
Se puede considerar la Ascensión del Señor como la última aparición antes de su subida a los cielos. El sinóptico de Lucas es el más explícito en este episodio evangélico que si bien se puede considerar como una “segunda resurrección”, no puede catalogarse dentro del ciclo Pasión, Muerte y Resurrección. Aunque aparece en los Evangelios, es en el libro de los Hechos de los Apóstoles donde se narra con exactitud este momento: ” Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.” (Hch. 1,9).
La iconografía de la Ascensión en el arte de Occidente nos muestra al Redentor humanizado, mostrando sus llagas, y presentando su cuerpo a la vista de sus apóstoles. A veces suele confundirse con el pasaje de la Transfiguración. Su representación comienza en el siglo XII y es más usual en pintura que en escultura.
(Fuente: Ana Mª Ruiz Lucas, de su artículo “Evolución de las andas, II Parte”, publicado en la Revista Anástasis ,nº 3 y El Anda 2006)
La Ascensión de Cieza, realizada por el escultor sevillano Miguel Bejarano Moreno en 2004, nos muestra a Jesús, tallado en madera, elevado sobre un nimbo plateado mostrando en sus manos y pies los estigmas de la Pasión, y vestido con túnica y manto, (también tallado) que se arremolinan para dar la sensación de elevación.
Procesiona en la mañana del Domingo de Resurrección, sustituyendo desde 2005 a la Imagen titular de la Cofradía. Durante todo el año recibe culto en la Parroquia de San Joaquín. Se encuentra colocada en la antigua capilla del Bautismo.
Se puede considerar la Ascensión del Señor como la última aparición antes de su subida a los cielos. El sinóptico de Lucas es el más explícito en este episodio evangélico que si bien se puede considerar como una “segunda resurrección”, no puede catalogarse dentro del ciclo Pasión, Muerte y Resurrección. Aunque aparece en los Evangelios, es en el libro de los Hechos de los Apóstoles donde se narra con exactitud este momento: ” Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.” (Hch. 1,9).
La iconografía de la Ascensión en el arte de Occidente nos muestra al Redentor humanizado, mostrando sus llagas, y presentando su cuerpo a la vista de sus apóstoles. A veces suele confundirse con el pasaje de la Transfiguración. Su representación comienza en el siglo XII y es más usual en pintura que en escultura.
(Fuente: Ana Mª Ruiz Lucas, de su artículo “Evolución de las andas, II Parte”, publicado en la Revista Anástasis ,nº 3 y El Anda 2006)